El barrio de La Guindalera, en el distrito de Salamanca, está un poco más cerca de recuperar el que fue un pulmón verde dentro del centro deportivo de la Fundación Apóstol Santiago. El paso del tiempo y la falta de mantenimiento ha hecho que muchos de los árboles, vegetación y jardines ornamentales se hayan perdido en esta zona verde 'escondida'. Para recuperar este espacio, el Pleno de Ayuntamiento de Madrid aprueba este martes el Plan Especial para la parcela situada en la calle de Méjico, 53, ya que está incluida en el Catálogo de Parques y Jardines de Interés con nivel 2 de protección, según recoge el Plan General de Ordenación Urbana de 1997.
Los trabajos a realizar dentro del ámbito serán asumidos íntegramente por la Fundación y se centrarán en la replantación de árboles y la recuperación de setos en los espacios como el estanque, una explanada, los jardines ornamentales y el salto entre terrazas. Además, actuarán rehabilitando cinco jardines ornamentales y reintroduciendo vegetación ya desaparecida.
El proyecto del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, dirigido por Borja Carabante, busca devolver el valor que tenían los jardines cuando se catalogaron como Jardín de Interés, de tal forma que se garantiza la preservación de un conjunto verde que tiene una superficie de 17.224 m², con más de 220 árboles. En el resto del terreno de las instalaciones, de 31.239 m², cuenta con instalaciones deportivas como piscinas, pistas de tenis y padel, canchas multideporte o frontones.
Unas instalaciones creadas en 1943
El origen de estas instalaciones deportivas en La Guindalera se remonta a 1943, cuando los hermanos José Luis y Jaime Lazcano Escolá, sacerdote y el segundo médico deportivo y jugador del Real Madrid, respectivamente, crearon la Escuela de Deportes Apóstol Santiago. Su objetivo era dar respuesta a una carencia de espacios deportivos para los vecinos de Madrid, pues en esa época solo estaban dirigidas al deporte profesional.
El centro comienza su actividad con varias instalaciones y construcciones deportivas que se acompañaban de otras de carácter social. Estas se organizaban en dos terrazas ajardinadas, donde predominaban los árboles y los setos para crear un entorno agradable. Con el paso del tiempo, cada vez se pueden practicar más deportes en el centro, adaptándose a las demandas de la época.
En 1997, el Ayuntamiento de Madrid le asigna la condición de Jardín de Interés mediante el Plan General de Ordenación Urbana para protegerlo y definir los usos e intervenciones permitidos en él. De este modo, se pudieron compatibilizar las zonas ajardinadas con el desarrollo de actividades deportivas en la misma parcela.
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